Soy escéptico a los sistemas o dogmas humanos: la ciencia moderna, las religiones, la metafísica y los sistemas políticos y económicos ¿En qué creo? He encontrado que en la duda sensata está la respuesta: Cogito ergo sum.

18 agosto, 2010

¿Costa Rica Ecológica?


Costa Rica está en la mira del mundo. Sus bosques, su aire, sus parajes oníricos, sus playas del Edén, su gente. Todo constituye un conjunto perfecto, para un turismo perfecto. No importa aquí la corrupción de los jerarcas, ni la agresividad que carcome a la clase baja, ni la realidad. Porque nada de esto aparece en la televisión ni en la red; sino que el apellido del cual estamos orgullosos, o más bien soberbios, se vende por el mundo con bombos y platillos pregonando: “Costa Rica ecológica”. Se nos venden las ideas de distinción, de singularidad y de vanidad, acerca de nuestra condición ecológica. No las intercambian por las verdaderas: de semejanza, igualdad y envidia. Semejanza, porque por ejemplo: en un estudio realizado en 1999 para los países de Centroamérica; el nivel de contaminación del aire en nuestro país es similar al de El Salvador o al de Honduras; cuando se hablaba de exportar el oxígeno. Igualdad, porque las condiciones de impacto ambiental de la tecnología y la industrialización desmesurada, son equivalentes a las de cualquier país desarrollado. Y envidia, porque realmente no apreciamos ni cuidamos nuestra fortuna, nuestro patrimonio; antes de añorar la estabilidad y la riqueza económica de otros. Se nos enseña desde niños el reflejo en el mundo de nuestra ecología, la magnificencia de nuestras áreas silvestres; y se nos recalca, como para incrementar la soberbia, nuestras diferencias con respecto a otros países del orbe en esta materia. Mas parece que con la edad se nos olvida que nada es eterno, además confiamos como buenos ticos, que otra persona se encargará de tal o cual deber. La tarea es de todos, no de los gobernantes, porque el país es de ellos en sólo cuatro años; es nuestro, porque aquí vivimos; mas no es perfecto, pero es el único terruño, el único hogar. Parece que en nuestros genes vive incipiente la auto alabanza y la arrogancia, porque pretendemos ser los mejores de Centroamérica. En fútbol, en salud, en estabilidad económica, y por sobre todo, en la biodiversidad y su implicación directa con el turismo. ¿Pero por qué en nuestra realidad cabe la frase: En casa de herrero, cuchillo de palo? ¿Por qué aumentando nuestro ego patrio con lo que tenemos, no lo protegemos? ¿O por qué si lo que se ama se cuida, amamos a Costa Rica pero no la cuidamos?.
Hay que ser francos y delimitar algunos problemas que nos comprometen y nos limitan:


  • Nuestras áreas silvestres, además de servir para diferentes propósitos: protección, turístico-económicos, científicos y de educación; se encuentran aisladas unas de otras y, según los especialistas, para que una reserva biológica o refugio silvestre funcione, debe tener algún tipo de enlace con otra área silvestre, de lo contrario este aislamiento no fomentaría la migración de aves, intercambio de energía, polinización de las flores, entre otros procesos de la naturaleza.
  • El tratamiento de los desechos sólidos durante los últimos años, no ha sido adecuado, por no contar con rellenos sanitarios, sino simples botaderos de basura. Esta situación provoca una filtración de sustancias contaminantes y tóxicas a través del suelo, lo que influye directa y negativamente en los mantos acuíferos, y posteriormente, de los humedales principales.
  • En nuestros puertos, existe un peligro latente en materia de humedales, ya que el desecho indiscriminado de desperdicios ya alcanzó condiciones inquietantes. A la orilla de los ríos, esteros y deltas, la contaminación es pronunciada, ya sea por desechos domésticos y orgánicos pesqueros, o por residuos industriales y derrames petrolíferos.
  • La actividad pesquera no nos brinda un buen panorama, ya que se atenta inclementemente contra las especies marinas. Se desecha como despojos, los sobrantes mariscos en una pesca y se capturan tiburones solamente por las preciadas aletas, todo para hacer sopa.
  • La problemática de la agricultura también daña nuestros suelos, ya que por causa de disminución de los precios de algunos productos de la tierra, algunos agricultores se han visto obligados a ceder terrenos para la siembra de otros alimentos, deteriorando así la riqueza de minerales de los suelos.
Los contaminantes son todos los residuos de las cosas que hacemos, utilizamos y que arrojamos después. La contaminación aumenta no sólo porque a medida que la gente se multiplica, y el espacio para cada persona es cada vez más pequeño, los desechos agroindustriales aumentan en proporción inversa.
En los países subdesarrollados, debido a la falta de tecnología de punta; los desechos que no se descomponen incrementan la contaminación, de manera que la situación se torna alarmante. Entre los elementos que contaminan nuestro ecosistema se encuentran:

  • Contaminantes químicos: pesticidas, jabones, aceites, petróleo, gases industriales y aerosoles.
  • Contaminantes físicos: el ruido, la radioactividad, los materiales sólidos, el calor.
  • Contaminación biológica: las bacterias, hongos y virus.
Las clases de contaminación según el medio, pueden ser: Contaminación del agua, del aire y del suelo. El agua se puede contaminar básicamente de tres formas: contaminación por desechos industriales, por partículas en el suelo o contaminación doméstica.
  1. Contaminación por desechos industriales o químicos: la actividad industrial especialmente la producción de pulpa de papel, la elaboración de alimentos y la manufacturación química, producen una gran cantidad de desechos que son depositados en las corrientes de agua. Se sabe que algunas de estas sustancias son venenos para el hombre. Los efectos de otros no se conocen muy bien, sin embargo, los tipos de desechos varían conforme aumenta la tecnología. Desde tiempos muy remotos se sabe que el plomo es un veneno acumulativo, el cual es arrastrado por el agua. Algunos de los desechos que lleva el agua reaccionan con el cloro, que se utiliza como desinfectante del agua potable. El resultado es la producción de compuestos orgánicos clorados que huelen mal y saben peor que los propios desechos orgánicos. El uso irracional de pesticidas, no derivados de fuentes naturales, que son transportados por medio del agua o desagües y luego llegan a los ríos. Por ejemplo, el $DDT$ y sus derivados, qué no se desintegran por acción biológica, por lo tanto tienen efecto residual a largo plazo y se esparcen rápidamente. Los efectos de estas sustancias son venenosos para aves, peces, invertebrados marinos y también para el hombre.
  2. Contaminación por partículas en el suelo: es el más conocido y más antiguo, pues desde hace mucho tiempo el hombre tala y no reforesta. Esto trae como consecuencia que el suelo se erosione y todos los residuos lleguen a los ríos contaminando el agua. Este tipo de contaminación cambia la turbiedad del agua impidiendo la fotosíntesis de las plantas acuáticas, causando así una disminución de la flora y la fauna de las aguas.
  3. Contaminación doméstica: incluye todos los desechos transportados por el agua. Proviene de actividades del hombre, entre éstos tenemos: excrementos humanos, jabón, papel, basura. Esta contaminación reduce la cantidad de oxígeno y crea condiciones de focos de enfermedades contagiosas en las comunidades. Ejemplo claro y cruel de dicha polución es la que existe en los ríos Torres, María Aguilar, Tiribí y Virilla, todos ellos en San José.

Contaminación del aire
La contaminación del aire es la alteración de la atmósfera por las actividades del hombre o por factores como las erupciones volcánicas, la dispersión del polen y otros. En Centro América, la contaminación es causada principalmente por los desperdicios gaseosos de las industrias, los vehículos automotores y el humo y el polvo que se levantan en las áreas rurales, sobre todo en la época seca.
Estudios demuestran que en las ciudades los principales contaminantes son monóxido de carbono (CO), óxido de azufre (SO) y partículas de plomo (Pb), provenientes principalmente de los escapes de motores de combustión interna. Asimismo en las áreas rurales el uso de productos agroquímicos, para el control de plagas y enfermedades de plantas y animales es una de las principales fuentes de contaminación. Aerosoles son cualquier partícula en el aire. Los contaminantes en forma tal pueden afectar la transmisión del calor del sol a la Tierra, reduciendo el promedio de temperatura del planeta. También la misión se hace más difícil.
La contaminación del aire ha causado profundo daño a la flora y fauna, y deteriora los materiales, produciendo corrosión y desgaste. El dióxido de azufre ($SO_2$) es el contaminante por excelencia de la vegetación. Dicho compuesto proviene de la combustión del carbón, petróleo o gas natural que contienen azufre. Para reducirla o evitarla cabe la posibilidad de cambiar la fuente de energía, por ejemplo la solar, eólica o hidráulica, energía que no produce impacto sobre nuestro medio ambiente.

Desechos radiactivos
Desde el descubrimiento de la fisión atómica, el hombre ha manipulado grandes cantidades de material nocivo radiactivo, con la generación de bombas, armas y reactores atómicos. Desde luego el trastorno producido por tales actividades a recaído directamente sobre la vida en nuestro planeta. La radiactividad puede afectar cualquier parte del ser vivo. Perjudica la sangre, produce tumores pulmones, cáncer de la piel, deterioro óseo, esterilidad y cataratas. La influencia radiactiva en una célula puede producir irreversibles efectos congénitos capaces de subsistir generación tras generación.
Las sustancias irradiadas se acumulan en la leche de las vacas, y ésta al ser ingerida por los humanos transmite todas sus propiedades perjudiciales. Ya por algún accidente industrial, ya por lluvia radiactiva.

Contaminación sónica
El ruido puede impedir nuestra comunicación, reducir la capacidad auditiva y afectar, en general, la salud y la conducta. A medida que envejecemos gradualmente ensordecemos producto del predominio del ruido en las ciudades. Sin embargo, algunos estudios comprueban que ésta no es la consecuencia más grave del ruido, otros efectos son las reacciones de ansiedad y tensión, y en algunos casos, el miedo y la angustia. Estos cambios van acompañados de variaciones anormales en el organismo como el aumento de latidos del corazón, constricción de los vasos sanguíneos, espasmos digestivos, dilatación de las pupilas de los ojos. Se sabe también que en los animales daña el corazón. Los efectos emocionales del ser humano se pueden notar en muchos aspectos como la disminución de la eficiencia en el trabajo, desinterés, falta de concentración, somnolencia, impaciencia y pérdida de la memoria.
Por regla general, los niveles de ruido aproximadamente de $80$ decibeles o más, pueden producir pérdida permanente del oído, aunque, por supuesto, el efecto es más rápido en el caso de ruidos más intensos, por ejemplo, se han registrado niveles de sonido de $125$ decibeles producidos principalmente por la música alta, maquinaria industrial, bocinas de automóviles y aviones. La contaminación en general es un cambio drástico y perjudicial, como se ha dicho, tanto en características físicas y químicas, como biológicas, del aire, de la tierra o del agua; lo que afecta directamente y de una forma nociva, la vida humana, las de los demás seres vivos y las condiciones atmosféricas de nuestro planeta. Por lo que la conciencia de conservación de nuestro país es primordial, ya que sus bosques principalmente tropicales húmedos, sirven de puente de especies entre las américas. Además nuestra biodiversidad marítima y de flora y fauna en general, nos colocan en una posición de obligaciones y responsabilidades para con el globo. Debemos ser además del pulmón del mundo; la mente, la conciencia de protección, del ejemplo...
No es ajeno para nosotros que existen además varios efectos del desarrollo científico-tecnológico sobre los recursos naturales. El Hombre y el equilibrio ecológico cada vez ensanchan sus distancias, debido a los múltiples factores que evidencian el deterioro gradual y significativo de la tierra. Entre ellos, el crecimiento de la población humana en los últimos siglos. Ésta ha crecido exponencialmente, y se puede predecir fácilmente el tamaño de la población humana en el futuro. Por ejemplo la población del planeta casi se duplicó en el año $2000$, alcanzando los $6000$ millones de habitantes. Biológicamente todos los ecosistemas tienen una capacidad de carga ($k$). Algunos ecólogos opinan que para el hombre esta capacidad es inferior a $10\,000$ millones. A este factor hay que agregarle el impacto de la industrialización y la tecnología sobre ($k$). Es también difícil estimar el aumento futuro de la tecnología lo cual vendrá en aumento en la carga ($k$). Por lo tanto nuestro futuro es cada día más incierto, incógnito. Sin embargo hay algunos ecólogos optimistas sobre la capacidad productiva del hombre, sobre todo en la forma que el hombre pueda valorar la importancia de su medio ambiente y su conservación. Pero aún así se nota en ellos la preocupación en la producción del alimento el cual difícilmente podrá alcanzar un crecimiento exponencial de la población humana actual; viéndolo desde el criterio del pensamiento pesimista maltheusianoTambién podemos anotar otras limitaciones de energía y espacio y de deterioro de ciertas condiciones ambientales. Por ejemplo, es difícil predecir el efecto de los cambios que están ocurriendo en la composición y la temperatura de la atmósfera, que se deben posiblemente a la actividad industrial humana, como sucede con el aumento en los niveles del dióxido de carbono ($CO_2$) que resulta de la combustión.

El hombre, por lo tanto, es el único ser viviente que está afectando todos los ecosistemas terrestres y que necesita utilizar gran cantidad de energía.
¿Podrá la especie humana evitar el deterioro de nuestro planeta?
¿Podrá regular el crecimiento exponencial de su población antes de hundirse en sus propios desechos? Ante esto, podemos deducir que el hombre, para conservar su calidad ambiental, debe regular su actividad. Algunos ecólogos proponen adaptar una nueva ética biológica (bioética), que rija el comportamiento de los hombres. Reglas inspiradas en preservar a todas las especies vivientes y medidas que promuevan la estabilidad de la biosfera. Somos supuestamente animales y “animales racionales”, por lo tanto tendremos grabado en nuestro cerebro el instinto de supervivencia, entonces ¿qué respuesta lógica le merece el hecho de ser “el único animal con intelecto”, con reflexión en sus actos; y no tener la menor conciencia de sobrevivir y parece que involuciona?.

Un día un niño me preguntó: ¿Verdad que tirar basura en la calle es lo más malo del mundo? -le enseñaron en su jardín de niños. Un escalofrío recorrió mi piel al advertir la sabiduría de la inocencia que se hizo escuchar a través de la boca de ese infante. Mi respuesta me quemó la conciencia: ¡Claro que sí! -me mentí.
Un europeo se maravillaba de mi país, mientras yo hacía lo mismo al escuchar en sus palabras, halagos y bienaventuranzas que, como espejismos, se nos presentaban ante nuestros ojos. Pero surgió la realidad que me derrumbó todo aquello cuando me dijo: “En mi país no hay mucha naturaleza, además la poca que hay no es tan accesible como aquí; lo felicito. Pero en mis ciudades no se ven huecos en las calles y nadie bota basura en ellas”. Me avergoncé y simplemente asentí con la cabeza y me encogí de hombros. Los huecos, no es nuestro tema, pero sí lo es la contaminación de la ciudad.

¿Por qué acicalamos de nuestra casa lo visible, lo ornamental, ante el mundo, y escondemos lo real, lo vergonzoso debajo de la alfombra?

La Costa Rica ecológica que nos insisten tenemos, no es más que
una máscara para el negocio y no pertenece a aquí, no existe, es una quimera; falacia de la vanidad. ¿Acaso la ecología es el tapiz verde de nuestros paisajes? ¿Basta su olor fresco y purificado para reemplazar el aire enrarecido por la polución? ¿Es suficiente saber que poseemos fauna endémica si no percibiremos su calor? La ecología es mucho más. Es el mundo, por lo tanto nosotros. Es lo que nos mantendrá vivos y a las generaciones que vienen. Porque ¿para qué nos enriquecemos, para qué amamos? ¿Para qué adquirimos conocimiento y autorrealización si en el futuro tendremos que respirar con mascarillas y vestirnos con trajes antirrayos ultravioleta?
Tenemos muchas limitaciones. Hacen falta buenas políticas de manufacturación de desechos, leyes que sancionen la inconciencia y valores que fomenten nuestro carácter de protección.
Pero al fin y al cabo hay soluciones, que como cambios que son; se nos tornan lejanos, mas no imposibles. Variar la conducta y encauzar la responsabilidad, son revoluciones alcanzables con una única herramienta: la educación. Educación de la conciencia y compromiso pleno con el conocimiento de nuestro medio ambiente; primeramente, pues, en cada cabeza, luego en cada familia, cada comunidad y finalmente en la sociedad, en la cultura y por ende, la idiosincrasia.
Enseñemos con la filosofía de las seis erres (6R):


  1. Recapacitar: hacer un alto en el camino y observar hacia atrás sólo para ver lo que hemos hecho.
  2. Reflexionar: adquirir conciencia de lo hecho y buscar la solución viable para nuestro futuro.
  3. Rechazar: convertirnos en “compradores ecológicos”, eliminando de nuestra lista aquellos productos que no tengan empaques reciclables o biodegradables.
  4. Reducir: minimizar el consumo innecesario.
  5. Reutilizar: generar nuevos usos para los desechos, con el fin de reducirlos, y quizá originar ingresos por artesanías. El papel, las bolsas de plástico, los envases de vidrio y plástico, ropa y materiales para construcción, podremos ocuparlos en quehaceres varios, únicamente necesitamos utilizar nuestra creatividad.
  6. Reciclar: separar todo aquello que pueda ser utilizado como materia prima nuevamente. Busquemos un centro de acopio y ayudemos al planeta a reducir el plástico, vidrio, papel y aluminio, materiales no biodegradables.          

El trabajo en tenaz, consistente, solidario y colectivo. No es cuestión de ricos o pobres, de religión o de ideología. No debemos repartir culpas, porque así nos alejamos del propósito, solamente con empezar nos basta. Empezar con modificaciones de leyes; con desarrollo sostenible; con una nueva metodología de enseñanza en las escuelas y colegios; con voluntad, con implementación de programas y proyectos prácticos, individuales y colectivos, de reciclaje y reforestación; y sobretodo con humildad.

La naturaleza no es vitalicia, el agua ya no es un recurso inagotable, la capa de ozono no es eterna. Todo se acaba, todo mermará de continuar de esta manera y la naturaleza despertará del letargo y reclamará su derecho de vida que le arrancamos, entonces nos consumirá su poder y su ira incontenibles.
Implantemos en nuestras mentes la semilla de la esperanza, de la perseverancia; para cosechar luego los frutos de la riqueza natural. Pensemos cada día: 

¿Si no lo hago hoy yo, quién lo hará mañana?

Entonces cuando obtengamos este insigne objetivo, pregonemos a los cuatro vientos nuestra sabiduría de conservación y nuestra calidad ambiental.

Introducción

Este blog presenta, como muchos otros, opiniones. Con argumentos y propuestas alrededor de algunos temas polémicos de la actualidad en varias esferas de la actividad humana, el autor pretende delimitar desde los puntos de vista que le sean posibles, afirmaciones transversales, algunas en contra del pensamiento popular, si se quiere.

El autor sin embargo, debe dar una advertencia: lo que se expone no trata de convencer a nadie de la veracidad de las opiniones que se explicitan ni de creer ser el poseedor de la verdad absoluta; sólo pretende dar los puntos de vista, lo más objetivos posibles de lo que afirma, pues lo cree pertinente en este cosmos de trivialidades, banalidades y errores en que se vive en la era espacial y de la comunicación global, por ende, en la era de las verdades manipuladas.

El mundo actual está repleto hasta la saciedad de múltiples creencias, postulados, mitos, religiones y verdades relativas que empujan a las mentes de los hombres conformistas y de mentalidad débil en una maraña de subterfugios para tranquilizar la conciencia y debilitar el poder intelectual del ser humano para que no piense ni cuestione sobre la realidad en la que vive, indicándole qué hacer y cómo pensar: hemos retornado al pensamiento presocrático donde la mitología determinaba el quehacer de un individuo y el de la colectividad, por eso es necesario romper con la mitología y los dogmas religiosos y científicos para construir el conocimiento sobre fundamentos más firmes.

La ciencia moderna, dotada de un positivismo intrínseco, pretende brindarnos el conocimiento único y verdadero del cosmos, asevera con pruebas supuestamente incuestionables, afirma con leyes y teorías y postula con todo el peso de “está científicamente comprobado” que lo que dice es exacto, certero y por ende infalible. Pero la realidad es otra. El lego puede pensar que la ciencia es irrefutable y que por tanto tiene la última palabra, sin embargo, si se adentra en el espíritu de ella, podrá darse cuenta al fin que es perfectible y temporaria (siempre lo ha sido), de todos modos, es humana. Asimismo las religiones en todas sus ramificaciones, están contaminadas de humano por doquiera, luego de imperfección. Entonces al lego solamente le queda creer en lo que le dicte su conciencia (que falla) y prescindiendo de fundamentos en la mayoría de los casos, descansa en alguna postura determinada, en algún dogma que calme sus ímpetus y mutile su intelecto, ya sea por seguir a la mayoría en lo que llaman moda diciendo: si todo mundo lo hace entonces…, o bien por pereza de pensar, por no complicarse la vida preguntándose esto o aquello y no llegar a ninguna parte en lo recóndito de su mente y verse inútil, como al comienzo.