Soy escéptico a los sistemas o dogmas humanos: la ciencia moderna, las religiones, la metafísica y los sistemas políticos y económicos ¿En qué creo? He encontrado que en la duda sensata está la respuesta: Cogito ergo sum.

30 agosto, 2011

El antiguo deseo humano de ser como Dios



Decía Platón que el hombre luego de nacer no aprende, sino que recuerda. Cada reminiscencia la abstrae del mundo ideal donde están todas las cosas ya que le son veladas al nacer por el olvido y que, poco a poco, recuerda mientras trata de buscar respuesta a las cuestiones que se le van presentando a manera que vive.

Según algunos pensamientos orientales, al final de nuestras vidas (en una larga consecución de reencarnaciones crecientes) llegaremos al "todo" como una gota de agua alcanza al mar. Es decir, que no importa lo que hagamos nos mezclaremos inexorablemente con el "todo" y perderemos la identidad personal.

Suponiendo la primera postura como cierta, si éramos una especie de dioses omniscientes, llegaríamos a concluir que sería necesaria una vida infinita para recordar todo lo que olvidamos en el mundo de las ideas al nacer y que se supone sabíamos. Ahora, combinando ambas posturas (irreconciliables por cierto) concluiríamos que serían necesarias infinitas reencarnaciones para ser Dios pero llegando a ser nada y obteniendo una paradoja ineludible.

Con sólo pensar en armonizar este tipo de posiciones filosóficas a cualquiera le duele la cabeza, y es que hay una sencilla razón para esta jaqueca intelectual: el ser humano es finito, limitado. Aún más, todo lo que conoce lo es también. Por lo que le es imposible vislumbrar estas concepciones trascendentes a sí mismo. Ya sea el universo entero o una mosca efímera, todo tiene principio y tendrá fin por la sencilla razón que todo está en función del tiempo. Bueno, aquí no hay nada nuevo. Lo nuevo sería que en pensar más allá en la eternidad (hacia adelante o hacia atrás) se llegara a algo. Pero no tiene sentido. Escapa a toda intuición o incluso a todo razonamiento abstracto, pues lo eterno, esencialmente carece de tiempo por lo que es imposible intuir algo que no tiene tiempo, según las ecuaciones de Einstein.

El hombre eso sí, conceptualizó eso que no tiene fin como una idea, la idea de infinitud. Dichosamente para el matemático moderno (no lo fue así para Cantor) no es un problema trabajar con objetos infinitos como conjuntos, líneas, números, expansiones decimales, relaciones, etc. (el griego clásico tuvo serios problemas intentándolo), y las puede "controlar" o "dominar" con cierto denuedo a nivel de su método axiomático, aún con el uso de su mente finita, pues precisamente este método se lo permite, sin que sepa siquiera qué es infinito. Aunque Eintein dijera alguna vez que "Es increíble que la matemática, habiendo sido creada por la mente humana, logre describir la naturaleza con tanta precisión", sería un error que el matemático trasladara estas abstracciones a la realidad física o intuitiva (pues nada conocido es infinito) ya que no tendrían aplicación plausible en ninguna esfera del macro universo o del microuniverso, como pasaré a explicar.

Es sabido que la Matemática es la madre de la Física (aunque un físico jamás lo acepte) y que ésta tomo de su madre la sistematización de las cosas, creciendo e independizándose con mucho éxito como hija inteligente. Pensar pues en la física sin el arraigo matemático es un absurdo, aunque algunos intenten hacerla huérfana llamándola Física Teórica, cuando debería llamarse "Física Filosófica", por nombrarla de alguna manera. La Filosofía, la abuela de la Física le dio su carácter y esencia, la Matemática le dio las herramientas para la vida. Así, aunque toda idea de la física provenga del pensamiento filosófico puro, o evidentemente de la experiencia o intuición; asimismo puede engendrarse de la intelectualización matemática como resultado de alguna hipótesis proveniente de un razonamiento matemático. Pero no importando la fuente, la idea física debe asignársele un sustento matemático, para explicar satisfactoriamente el modelo que se origine, por lo que un pensamiento eminentemente teórico constituiría un principio filosófico sin más. Ejemplo claro de ello es el debate que se dio a mediados del siglo pasado con respecto a las teorías o modelos del Universo, a saber, el Universo Estático (teoría desechada) o la del Universo en Expansión (este último sustentado y explicado matemáticamente, por lo tanto ahora aceptado en la comunidad de académicos de la Física).

Decimos entonces que cualquier argumento de la Física debe alimentarse de una componente matemática para que tenga sentido, aunque el mismo Einstein dijera en su momento que "El método axiomático puede servir muy poco para la teoría de la relatividad.". Sin embargo, al tratar de dar explicación matemática al universo físico, se ha llegado también a ciertas paradojas, precisamente porque es la Física la que "queda corta" al tratar ir de la mano con la otra (aunque en ocasiones caminen juntas, la Matemática no necesita de la Física como sucede a la inversa, pues aquella, teniendo otro método de sistematización y otro objeto de estudio, trasciende el corpus teórico de la Física).

Un ejemplo es la "Paradoja de la velocidad de la luz" (aunque no tenga nombre en sentido estricto, al autor le ha asignado este por necesidad) que consiste en lo siguiente: Los físicos a principios del siglo pasado, teorizaron y comprobaron que la luz viaja a velocidad constante, no importa donde se encuentre el observador del fenómeno, es decir, no depende del marco de referencia. Por otro lado, también se ha argumentado que el universo se expande con aceleración constante, esto es, que se aleja con velocidad cada vez mayor desde su "centro"  (el Big Bang, dondequiera que este haya ocurrido) a cada instante. La paradoja radica en que en "algún momento infinitésimo" la velocidad de expansión del universo igualará a la de la luz, y luego superará esta constante siempre inviolable (o hasta ese momento y desde el principio) de la velocidad de la luz, ¡con la consecuencia inevitable del quebrantamiento de todas las leyes de la Física conocidas!

He aquí el punto central de nuestra disertación Las leyes (conocidas) de la Física o son todas las que hay -según algunos suponen- o son las únicas visibles o perceptibles. Alguien dijo que todo lo que por el hombre se conoce en el universo puede abarcar un 1%. No hay por qué pensar que el hombre, con su mente finita, pueda explicar la infinitud, la eternidad, lo inconmensurable del cosmos y de Dios con ese 1% que tiene a disposición. Cabe la pregunta crucial ¿qué le hace pensar al hombre la explicación de Dios mismo no se esconda en el restante 99%?

O más aún, ¿en un universo absoluto, puede darse explicación a todas las cosas con leyes relativas?

Les dejo esta frase de Sir Isaac Newton:

"Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano."